Poco a poco, este blog ha ido creando vida propia. Me empuja y me orienta cuando estoy perdida, me susurra palabras al oído y me llena el corazón de sentimientos compartidos. Nació del boceto de un proyecto sencillo y humilde sigue siendo, en eso no ha cambiado pero, el camino se ha llenado de musas y de liras... ¿quieres vivirlo conmigo?

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lunes, 24 de septiembre de 2007

EL AMOR Y LOS PISTACHOS.



EL AMOR Y LOS PISTACHOS. (208)


- INCLUSO EL QUE MENOS TE LO ESPERAS PODRÍA SER el que mejor te siente…
- Sí, ya lo sé pero, si no me gusta a primera vista no me lo probaré, ¿de acuerdo? No me des la lata...
- Hija, sólo pretendo ayudar, no quiero molestarte…
Silencio en el probador. Silencio en la tienda. Todo el mundo callado. ¡Cualquiera abría la boca! Con el carácter que gastaba aquella señora, nadie se atrevía ni a respirar.
- Me gusta este, ¿qué tal me queda? Pero lo quiero en verde pistacho…
Silencio. Todo el mundo callado. Las dependientas, el encargado, la madre, la hija…
- ¿Nadie dice nada? ¿Cómo me sienta?
- Pues… ¡hombre…! No está mal el vestido pero, en verde pistacho… es un color algo llamativo para una boda, ¿no?
- Sería sin velo, claro… ¿no os gusta? Marta hija, tú ¿cómo lo ves?
- Hombre… pues no se, creo que la abuela tiene razón... no acabo de verlo…el verde pistacho es un poco atrevido, ¿no?
Rosa se miraba al espejo fijamente. Marta era su hija y Claudia su madre. El encargado era un francés con el pelo muy largo y canoso y las tres dependientas eran mujeres de mediana edad, expertas en aquellos menesteres y muy aferradas a las tradiciones. Todos, incluido Rico, el perro, se reflejaban en el gran espejo que presidía el enorme probador rococó.
El encargado tomó la palabra después de tragar saliva.
- En realidad este vestido le queda muy bien a su figura, doña Rosa, como si fuera un delicado guante de seda pero… yo tampoco veo este diseño en color pistacho… la verdad… incluso es posible que no pudiéramos conseguir el tejido…
- ¿Qué me está diciendo? ¿La mejor tienda de la ciudad, del condado, del estado y no pueden conseguir unos cuántos y miserables metros de seda en color pistacho? ¡Estoy perdiendo el tiempo con ustedes! ¡Será mejor que me vaya a otro sitio a ver si allí me atienden como me merezco!
- Espera, espera mamá…
- Sí, espera hija, no te vayas, mira éste, pruébatelo porque este es de esos vestidos que en la percha no gusta pero que, cuando te lo pones, parece otro… verás…
Todo el mundo corrió a ayudarla para que se quitara el que tenía puesto. Ante tal y repentino revuelo, Rico ladró.
- He dicho, que me casaré con un vestido como este y en verde pistacho, ¿me lo van a hacer, o no?
La puerta de la entrada sonó y una de las dependientas salió del probador a ver quién era. Dos minutos después volvió comunicando a Rosa que la estaban esperando.

- ¿Sí o no?- gritó Rosa mirando al encargado a los ojos hasta que él, no tuvo más remedio que asentir.
- Muy bien pues, prepare este vestido en color pistacho y, cuando venga a la primera prueba elegiré el tocado que también será en verde pistacho.
- ¿Y las damas de honor, doña Rosa, también han de ir del mismo color?
- ¡Por supuesto!
Rosa los echó a todos y se quedó sola mientras se desvestía.
Ya en la tienda, abuela y nieta saludaron con un rápido beso y una ligera sonrisa a Pgtvatnant, futuro marido de Rosa.
No les gustaba aquél tipo que nadie conocía y del que nada se sabía. Y al encargado y a las dependientas tampoco les gustaba. Pgtvatnant no gustaba a nadie en realidad y nadie, sabía el motivo. Era amable, educado, tenía dinero y también iba a la iglesia, pero ni el cura hablaba con él. No había motivos aparentes, pero nadie quería estar cerca de aquél hombre, de impronunciable nombre.
Rosa se colgó de su brazo cuando salió del probador y le ofreció una de sus mejores sonrisas mientras se ponía de puntillas para darle un beso y, segundos después, los dos salían por la puerta mirándose a los ojos.
Marta y Claudia se quedaron allí de pie, observando y atontadas, sin saber cómo reaccionar. Cada día que pasaba estaban más seguras de que aquél tipo, tenía algo muy raro.
Horas más tarde, en la intimidad de la alcoba, Rosa acariciaba el cuerpo áspero de su futuro marido mientras él, con sus largos y verdes tentáculos que durante el día ocultaba debajo de sus buenos trajes, la abrazaba casi hasta asfixiarla.
“Nadie me va a prohibir a mi, casarme con un vestido que haga juego con el color de su piel” pensaba Rosa.
Pgtvatnant tenía miedo. La quería tanto, que un día la mataría con tanto amor.

Queralt.
24 de septiembre de 2007

PARA MÁS Y MEJORES HISTORIAS EMPEZANDO CON LA MISMA FRASE:

http://elcuentacuentos.com/

6 comentarios:

Klover dijo...

Hola Queralt!

Lo primero gracias por tu comentario de la semana pasada ^^

Pues a mi me ha parecido la mar de original, atrevido y diferente...un poco haciendo honor a Rosa con su elección chocante del vestido verde pistacho (jajaja...que me ha recordado a Pistachita ^^) así que de perdones nada...

Un besito guapa!Cuídate mucho!

wannea dijo...

a mi tambien me ha recordado a Pistachita!!!!! jo, la verdad es que la tia era un poco escentrica no?? casarse de pistacho... aunque la verdad por lo que se ve luego tenia una buena excusa... aunque la ultima frase me descoloca un huevo!!! que la va a matar!!!!!! ains, que lunes mas escentrico! muchos bessos!

Klover dijo...

Tendré muy en cuenta la petición :) aunque todo depende de la frase de la semana que viene ^^
Con gente tan maja como tú da gusto :) Un besote enorme!


(pd: estoy por continuarte la historia a ti solita jajajaja)

Anónimo dijo...

Ya decía yo que era un bicho raro jejejej, pero no por ser anfibio o de otro planeta, sino por haberse enamorado de la susodicha e impresentable señora.....
Me ha encantado. Además, eso de los tentáculos tiene su morbo....
Besos para tí.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo en eso de los tentáculos que sugiere Marisela jajajaja.
Si bien se te da escribir con temas dramáticos, políticos o concienciadores, mejor o igual de bien, se te da este estilo desenfadado y fantástico, que me ha hecho reir un rato....
¿Sabes? Hay por ahí muchos tipos raros como el de tu historia. Diría yo, que detrás de cada mujer extravagante, hay un tipo raro que la hace pasar del resto del mundo.
Un abrazo muy fuerte.

Klover dijo...

Al final me dió por continuar la historia...aunque aviso que no se parece nada a la anterior parte...

Un besote!