
La vida siempre sigue y sigue... adelante, tozuda, con pie firme y ojo escrutador...
Pendiente de una debilidad, a la espera de un sinsabor, oteando el alma...
La vida siempre viene, ha llegado antes que tú, no hay que esperarla.
Analizando, cotejando y empujando.
Enseñando a golpes, escribiendo en las hojas de los robles.
Dando alegrías, las suyas, las que no esperas, las que a veces no deseas.
Hablando lenguas complicadas y otras, dando gritos.
La vida ya estaba preparada antes de que naciera el tiempo.
Tiene dedos largos e intensos que tocan la raíz de los sueños y la cara oculta de los tallos y de las flores.
Hoy, voy viviendo despacio sin saber cómo lo hago.
Mañana, tocarán a muerto las campanas al alba.
El mes que viene, quién sabe dónde descansarán mis blancos huesos.
Y, mientras la eternidad avanza, seguiré esperando las calificaciones de lo que hago, de lo que digo, de lo que soy... buscando el equilibrio entre el recuerdo de lo que fui y lo que necesito para volver a vivir.
A Núria, con más amor del que puedo administrar.
Queralt.