Poco a poco, este blog ha ido creando vida propia. Me empuja y me orienta cuando estoy perdida, me susurra palabras al oído y me llena el corazón de sentimientos compartidos. Nació del boceto de un proyecto sencillo y humilde sigue siendo, en eso no ha cambiado pero, el camino se ha llenado de musas y de liras... ¿quieres vivirlo conmigo?

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sábado, 24 de marzo de 2007

Homenaje al recuerdo.


Holaaaaaa...
Hoy quiero inaugurar una nueva sección a la que etiquetaré con el nombre:
"Homenaje al recuerdo..."
Sin normas y sin orden. Tal como vaya saliendo.




La caja de los recuerdos se abre sin horarios así que, cada vez que salga algo de ella que sea bonito, emotivo, interesante... lo comapartiré...
Habrá cosas lejanas y otras vendrán directamente de la prehistoria de mi vida... jejejejjejeje


¡SERÁ DIVERTIDO!


Hoy empezaré por:

Cleo...

Aquí os dejo la historia de la camiseta de Cleo... mi camiseta.

De las primeras que hubo tal como las usamos ahora.

Pertenece al conjunto de una entrada que hice para mi space hace mucho tiempo ya...

"... Nostalgia de unos años con televisión casi única en muchos kilómetros a la redonda...
Cleo, Tete, Maripí, Pelusín, Coletas y Cuquín...
El chocolate no me gustaba, bueno, más bien me caía mal... pero a mi hermano había que escondérselo así que, hicimos una colección con los envoltorios de las tabletas de chocolates Virginia, creo que fue, y nos entregaron a cambio una camiseta blanca con el dibujo de Cleo en la parte delantera. Como a mi hermano le estaba grande, me la pusieron a mi... además, ver a un niño con una camiseta era raro pero si encima lucía estampado algo tan "de niñas" como la muñeca que salía en la tele para llevarnos a la cama... aquello... en fín, hubiera sido muy fuerte para aquellas épocas de la historia de mi vida... gggggg

La camiseta de Cleo me acompañó una temporada larga y tortuosa.
Hasta que no se rompió, mi madre me obligó a ponérmela.
(...)

... Un dia me dí un ligero golpe en el pecho y me dolió mucho. Me toqué y descubrí un bulto... después, por pura inercia y con el corazón galopando como los caballos de mis adorados sioux, toqué al otro lado y... ¡Dios mio! ¡Dos bultos muy redondos que dolían!
Busqué a mi madre desesperadamente pero no estaba y mi querido y paciente abuelo me preguntaba con insistencia el motivo de mi preocupación... pero yo sólo podía llorar...
¡Madre mía! ¡Qué miedo! ¡Me voy a morir! ¿Qué es ésto?

A partir de aquel momento me escondí sobre mí misma y, cuando alguien se fijaba en Cleo, yo me quería morir de la vergüenza...
Nostalgia... hablábamos de la nostalgia, ¿no? Pues eso...

Evocando recuerdos... "

Había más hermanitos y todos ellos andaban en fila camino a la camita, a la hora en punto cada noche, después de la cena y del Danone natural, porque no había otro...



Cleo, Tete, Maripí, Pelusín, Coletas y Cuquín.
Adorados recuerdos de una infancia feliz.


Queralt.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola!
Hoy he encontrado tu página. Me ha gustado mucho su diseño alegre, y las ilustraciones
con que acompañas tus palabras. Para ser sincera, cuando ví comentarios de política,
estuve a punto de cambiar a cualquier otra página, pues ese tema no me interesa en absoluto:
todos se me asemejan patatas del mismo saco, y para que me cuenten cuentos, prefiero los de las "Mil y una noches". Pero luego encontré tu recuerdo al 11 de Marzo, y ese detalle me agradó tanto (lo tuve muy cerca) que decidí continuar leyéndote.
Me alegro de haberlo hecho: encontré un texto de sentimiento, de auténtica vivencia, en que hablabas de tu niñez. !Recuerdas tu camiseta de los Telerines con tanto afecto! Y me ha apetecido contarte que yo aún guardo un vaso con la imagen de Teté, arrodillado sobre su camita, rezando con las manos juntas. Lo dadan acumulando tickets de compra de un detergente del que no recuerdo el nombre, y que mi madre compraba en una tiendecilla de barrio, junto a la concatedral de mi ciudad. ¡No puedes imaginar la ilusión que llevaba yo el día que canjeamos los vales, con mi vaso de cristal! Recuerdo ahora las tardes en el comedor de casa, viendo en la tele a Fofó o los Chiripitiflaúticos, y mojando galletas en el Cola Cao que llenaba mi vaso de Teté...
¿Cuántos vasos como el que yo conservo quedarán?
Nunca tuve ninguno más: la casa de detergente decidió acabar la promoción, y en vez de aquél regalo, pasaron a ofrecer juegos de toallas, que a mi madre le venían mejor, pero que a mí ya no me hacían ni pizca de gracia...
Ojalá hubiera podido compartir mi Cola Cao con un hermano al que le gustara el chocolate tanto como al tuyo. Me ha hecho mucha gracia que se lo tuvierais que esconder...¿Aún le gusta tanto? Seguro que le brillaban los ojos cada vez que le pillábais con una onza en la boca...
Seguiré atenta a tus palabras. Me gustaría saber si recibes ésto, porque nunca he enviado nada a un blog.
Un saludo.
traselcristal62@hotmail.com

Anónimo dijo...

¿Así que adorabas a los sioux?
Las sesiones de tele los sábados por la tarde, cuando siempre echaban películas de indios y vaqueros, forman parte de mis recuerdos de niña... Me encantaba que llegase la hora en que mi abuelo se apoltronaba en la silla más cercana a la tele, porque echaban una del "Jon Vaine". Así, como suena, que en los sesenta y setenta sólo hablaban inglés tres gatos, y el resto de los españolitos nos conformábamos con pronunciar los nombres de los artistas tal y como los escribían en los títulos. Yo me sentaba a su lado, él se agenciaba el papel de jefe de la Caballería, y yo siempre al lado de los indios, que no hablaban en cristiano, pero llevaban trenzas, como yo, y flecos en la ropa... Me gustaban los flecos: tanto, que un día que mi madre compró unas preciosas cortinas y un hule nuevo para el comedor, yo quise contribuir a la adquisición, embelleciéndolos... Cogí unas tijeras y cras, cras, cras, los bajos llenos de lindos flecos estilo indio... En casa no supieron apreciar mi contribución a la decoración del hogar, así que, como los indios, me lo hicieron saber tocando el tam-tam en mi trasero.
Pero yo no desistí: si las tijeras estaban prohibidas, un sistema más colorista fué llenar los bajos de toda mi ropa de pinzas de tender. Descubrí que, encima, sonaban al caminar, así que decoré de este modo hasta los bordes de las mantas de mi cama. Por la noche, de nuevo sonó el tam-tam, pero al día siguiente se dieron por vencidos, al comprender que era mejor dejarme hacer, que encontrar mi madre su vestido de novia, que atesoraba en el armario, con todas las pinzas que no me habían dejado poner en otra parte...
Aún así, los sioux no eran los míos:yo, según mi madre, era más de la tribu de los "Pies Negros". ¿Qué culpa tenía yo de que a los sucesivos alcaldes de mi ciudad no se les ocurriera asfaltar las calles hasta años después? Yo ayudaba a la limpieza de la ciudad llevándome a casa todo el barro y polvo que podía... Me tomaba a mal ése nombre, hasta que un tal "Gari Cúper" tuvo una escaramuza con ellos la tarde de otro sábado: las trenzas de los indios eran más largas, y las plumas que lucían más abundantes, así que dejé de ser sioux definitivamente, para ingresar en la comunidad "Pies Negros", aunque ello me costara más de un disgusto con el gallo del corral de mi abuela.
Tus escritos me han hecho recordar aquéllas tardes frente al televisor Marconi en blanco y negro, con mi madre vigilando las pinzas de tender, y yo sentada sobre los piés de mi sonriente abuelo, cuyos rizos ya llevaban un buen rato llenos de plumas de gallina...
traselcristal62@hotmail.com

Pedro dijo...

jajjaja Los recuerdos que bonitos. A mi me caen un poco lejos, yo me iba a la cama con Casimiro. Leí en el blog de mi amigo el Bardo que llevas más 30 años casada... Yo tengo 30 años.. eso si en mis recuerdos estan los payasos de la tele y el "¿Como estan ustedes?" Creo que es lo más antiguo que puedo recordar (y un viaje en tren) ¿Me acerco?

Un fuerte abrazo,


Pedro.

Anónimo dijo...

Querías nuestra opinión? Pues ahí va la mía...me gusta mucho tu nuvo blog!!! es muy tu,muchas cerezas....

Besitosss